Las reacciones químicas pueden ser difíciles de comprender, especialmente porque el estudiante lo ve alejado de su realidad, a pesar de que su vida cotidiana está llena de ellas. La mayor dificultad es que no ‘ven’ lo que ocurre y no suelen interpretarlo correctamente. Por eso, un juego puede ser la solución.
Marta Velázquez, del Colegio Santo Ángel de la Guarda (Sevilla), con sus estudiantes de 3º y 4º de Secundaria ha creado un juego que se basa en la manipulación de piezas de construcción Lego para construir reacciones químicas ajustadas y resolver problemas que impliquen cálculos sencillos a partir de ellas. El juego es de carácter manipulativo pero se ha adaptado a una baraja de cartas para que cualquier docente que así lo desee pueda utilizarlo a pesar de no disponer del material que se especifica.
Múltiples expectativas
Es un aprendizaje basado en el juego (ABJ) ya que es posible aprender mientras se desarrolla la partida. Así, se plantea que el estudiante:
- Identifique que en una reacción química el número de cada tipo de átomos es el mismo antes y después.
- Identifique y represente los reactivos y los productos de una reacción química.
- Compruebe de forma manipulativa que en una reacción química ocurre una reordenación de átomos, rompiéndose ciertos enlaces químicos y formándose otros nuevos.
- Valore la importancia de ajustar una ecuación química para que el número de átomos permanezca constante (la materia no “desaparece”).
- Realice cálculos estequiométricos que implican número de moles, gramos, volumen, etc. a partir de la construcción y ajuste de una reacción química.
Para aplicarlo, existen diferentes formas aunque la más común es repartir una carta de enunciado a cada grupo (hay un total de 16). En ella se incluye la reacción química no ajustada y una fotografía con las piezas de construcción incluidas en la bolsa, así como un problema para resolver.
Los estudiantes, de esta manera, deberán ajustar la reacción química y representarla con las piezas proporcionadas (en caso de no disponer de ellas, también pueden dibujarlas), resolverán el problema y rellenarán la ficha de alumno. Al terminar, el profesor les entregará la carta de solución correspondiente y ellos mismos se autocorregirán, prestando atención a los posibles errores cometidos y autoevaluándose la puntuación obtenida gracias a la rúbrica aportada.
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