Un equipo de investigación de las universidades de Sevilla y Huelva ha desarrollado un sistema para abordar infecciones por Helicobacter pylori, responsable de úlceras estomacales y factor de riesgo para otras patologías como la gastritis crónica. Tras comprobar su eficacia en ‘órganos’ enfermos, los resultados muestran que este medicamento permitiría reducir la dosificación y minimizar los efectos secundarios de los tratamientos habituales.
El poeta persa Rumi escribió que “la herida es el lugar por donde entra la luz”, una metáfora que nos recuerda que el dolor, aunque difícil de soportar, también es una fuente de crecimiento y transformación. La herida, en vez de ser simplemente un símbolo de sufrimiento, se convierte en un portal de apertura, una oportunidad para que algo nuevo nos alcance y sane.
Este concepto también puede aplicarse al ámbito de la ciencia, donde las heridas físicas pueden motivar innovaciones que aporten luz en forma de soluciones. Un ejemplo de ello es la investigación realizada por un equipo de las universidades de Sevilla y Huelva, que ha simulado en un estómago artificial los efectos de un fármaco para combatir Helicobacter pylori, una bacteria cuya infección es una de las principales causas del cáncer gástrico.
Los expertos proponen un método que permite:
- Concentrar la medicación directamente en la zona afectada del estómago.
- Que ésta se libere a lo largo de 24 horas.
- Evitar que pase al intestino y a otros órganos para lograr una acción localizada.
Estómagos enfermos
Hasta ahora, estudios científicos previos han analizado estos efectos en estómagos sanos, mientras que la propuesta de los expertos andaluces reproduce las condiciones reales de un órgano infectado para comprobar cómo actúa el medicamento en estas circunstancias.
Como explica el grupo investigador en la revista European Journal of Pharmaceutical Sciences, la bacteria Helicobacter pylori es un patógeno que afecta a más de la mitad de la población mundial y es la principal causa de cáncer de estómago. Normalmente, para combatirla, se emplean múltiples antibióticos de forma simultánea. Esto incrementa el riesgo de resistencia bacteriana y otros efectos secundarios habituales de esta medicación, como el malestar estomacal.
Además, los tratamientos suelen ser complejos, lo que dificulta que los pacientes los sigan estrictamente. “Este avance también supone una mejora significativa en los efectos secundarios y la comodidad del paciente, ya que sustituye la toma frecuente de comprimidos por una dosis diaria”, afirma a la Fundación Descubre el investigador de la Universidad de Sevilla Roberto Grosso, uno de los autores del estudio.
De igual modo que una luz que entra en la herida, este trabajo del equipo de investigación formado por el grupo FQM-135 Carbohidratos y Polímeros de la Universidad de Sevilla, liderado por la catedrática M.ª de Gracia García Martín, así como el experto en ingeniería ambiental de la Universidad de Huelva, el catedrático Jesús M. Díaz Blanco, ilumina este campo de la medicina, aportando soluciones innovadoras para mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Así como en la vida, donde el dolor nos lleva al crecimiento, en la ciencia, las enfermedades impulsan descubrimientos que permiten el avance del conocimiento para sanar el cuerpo y el futuro. Tal y como recitaba Rumi, esta investigación es esa luz que entra a través de la herida, en esta ocasión, para ofrecer más oportunidades de sanar.
Autoría: Alba Madero Milla
Fuente: Fundación Descubre