Nuevas tecnologías de reciclado ofrecen hoy en día innovadoras vías para maximizar la transformación de residuos en nuevos recursos y acelerar así la transición hacia la economía circular. La mejora de los procesos de reciclado mecánico y químico, pero también las posibilidades que ofrece la aplicación de la biotecnología a través del reciclado enzimático son clave para hacer más eficiente el tratamiento de los residuos, previa colaboración ciudadana en su correcta gestión. Todo ello con motivo del Día Mundial del Reciclaje, que se celebra hoy.
Cada europeo generó 502 kg de residuos municipales en 2019, según los datos aportados en 2021 por Eurostat, la oficina europea de estadísticas, ocupando España la 15ª posición en el ranking, con una generación de 476 kg por habitante (por debajo de la media de la UE). Sin embargo, estos residuos pueden reintegrarse en la cadena de valor con nuevos usos si se aplican las tecnologías reciclado adecuadas y el conocimiento tecnológico de expertos, y se apuesta por la I+D para hallar nuevas vías de valorización.
Hoy en día contamos con varios tipos de tecnologías de reciclado, como es el reciclado mecánico, que consiste generalmente en triturar los residuos plásticos, lavarlos y separar los contaminantes o impurezas presentes para posteriormente introducirlos en una extrusora para fabricar granza reciclada, la cual se transformará en nuevos productos. En la actualidad se está trabajando en la mejora de estos procesos mediante la investigación en nuevas tecnologías como la extrusión reactiva para la mejora de propiedades, la deslaminación de envases multicapa, la extrusión con fluidos supercríticos o la descontaminación para la eliminación de contaminantes y su posible nuevo uso en packaging alimentario.
Como ejemplo de ello, el proyecto europeo REPAIR 3D, en el que se están desarrollando métodos innovadores de recuperación y reutilización de fibras de carbono procedentes de polímeros reforzados con fibra de carbono (CFRPs) así como de reciclado de residuos termoplásticos. Estos compuestos se emplearán en el desarrollo de nuevos CFRPs reciclables para productos de alto valor añadido. En este proyecto participa el centro tecnológico ITENE junto a destacadas empresas, centros de investigación y universidades de otros países europeos.
Por su parte, el reciclado químico emplea procesos o agentes que afectan a la composición del residuo plástico, convirtiéndolo en moléculas más pequeñas que se pueden utilizar para nuevas reacciones químicas. Esta tecnología es complementaria al reciclado mecánico en aquellos materiales plásticos que no pueden ser valorizados por esta gracias a la despolimerización.
Un ejemplo de ello es el proyecto RECICOM—PLASVALOR en el que ITENE, con apoyo del IVACE (Generalitat Valenciana), trabaja en el desarrollo de nuevas tecnologías de valorización de plásticos complejos y compostables y, en lo que respecta a la despolimerización, se espera lograr mejorar el deslaminado de envases multicapa para poder utilizar los materiales de los que están compuestos (en concreto polietileno, polipropileno, poliamidas PET y poliuretano) en nuevas aplicaciones de alto valor añadido.
Por otro lado, el tratamiento biotecnológico o reciclado enzimático, un área de gran crecimiento y amplias perspectivas en el terreno de la economía circular, hace posible la degradación de polímeros en presencia o en ausencia de oxígeno por la acción de microorganismos, insectos o enzimas. La biotecnología también permite la obtención, a partir de residuos plásticos, de productos de alto valor añadido -entre los que se encuentran polímeros con propiedades similares a los polímeros vírgenes.
Ejemplos de tratamientos biotecnológicos los encontramos en el proyecto europeo ENZYCLE, financiado por el programa Horizonte 2020, en el que ITENE coordina a 13 socios de 6 países con la finalidad de desarrollar nuevos procesos para reciclar enzimáticamente los plásticos que actualmente no son reciclables, como las bandejas de PET y los envases de PET/PE-PP multicapa, de forma más eficiente. Además, ENZYCLE desarrollará un sistema de degradación de microplásticos, mitigando así su impacto sobre el medio ambiente y la salud humana.
Otra muestra es el proyecto AP-WASTE, financiado por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, con el que se resuelve el problema de la degradación de los plásticos usados en la agricultura (poliestireno y polietileno de baja y muy baja densidad) gracias al uso de insectos (el tenebrio) que ingieren estos materiales. En este proyecto trabaja en la actualidad el centro tecnológico ITENE junto a ASAJA, SIGFITO, REPSOL, CEBAS-CSIC y la Universidad Miguel Hernández.
Sobre estas tecnologías se habló en profundidad en el I Encuentro sobre tecnologías de reciclado y valorización de residuos de envase: químico, mecánico y biológico, organizado por el centro tecnológico ITENE los días 13 y 14 de mayo de 2021. En él participaron asociaciones industriales y de recicladores como PlasticsEurope, Chemical Recycling Europe o ANARPLA y empresas como Dow, Repsol, Irisem, Klöckner Pentaplast, TEtma y Darwin Bioprospecting.