Baldomero López Pérez, falleció el pasado día 20 de enero en Madrid, a los 92 años. Su talla profesional, humana e intelectual le hacen acreedor del máximo reconocimiento por parte de todos los que le conocimos.
Sus amigos y compañeros de profesión, le han definido en diversas ocasiones, como un latifundio de ideas y realizaciones inmejorables. Un hombre de gran Intuición, acción, reflexión, creación, …, en definitiva, imparable. Con una racionalidad implacable, que aplicaba la realidad a cada momento, por lo que su personalidad era rica, activa, sugerente, poderosa…
Siempre mostró su pasión por la Química que le cautivó cuando estudiaba primero de medicina en la Universidad de Madrid. Por eso cambió y se matriculó en Ciencias Químicas, obteniendo su licenciatura en 1954 y doctorándose en Química Industrial en el año 1959.
En 1956, Baldomero López comenzó a trabajar en la Junta de Energía Nuclear llegando a director del área de Residuos. Fue enviado al Comisariado de Energía Atómica en París, al Oak Ridge National Laboratory de Tennessee y al Eurochemic en Bélgica.
En el ámbito académico la figura de López Pérez estuvo vinculada a la Universidad de Granada en la que fue catedrático de Química Técnica (1966), dirigiendo el departamento de Química Técnica; a la Universidad de Bilbao (1970); y, desde 1971 a su alma mater, la Universidad Complutense de Madrid, como Catedrático de Ingeniería Química, Decano de la Facultad de Ciencias Químicas (1994-98), Director de la Fundación General de la Universidad Complutense (1998-01), Presidente de la Asociación de Antiguos Alumnos y Amigos de la UCM (1999-01) y Consejero del Rector (2001-03).
Vivió intensamente la Universidad, a la que se consagró por su vocación, dedicación, entusiasmo y voluntad de servicio, en sus propias palabras “La Universidad se perpetúa en nosotros y une las generaciones. Colaboremos en llevar la antorcha del saber en libertad hasta el último rincón”.
Su trayectoria profesional ha sido reconocida a través de los numerosos premios y distinciones que ha recibido, entre otros el Premio Unión Españoles de Explosivos (1956), Premio de investigación Juan de la Cierva (1969), Premio Nacional de Investigación Técnica en Equipo (1969), Medalla de Honor de la UCM (1999), Medalla de Oro y Brillantes de la AQM (2002), Medalla de Oro ANQUE (2012) y Socio de Honor de numerosas instituciones.
Su pasión por la química ha impregnado toda su vida, en sus propias palabras nos decía “No me puedo resistir a decir que me encanta mi profesión de Químico, porque con la Química se trasciende la realidad. Todos sabemos que la Química no sólo forma parte de la cultura de todos los pueblos a lo largo de la historia, sino que, además, ha condicionado la cultura de cada época y, en ese sentido, ha sido y es una herramienta de progreso. Todos sabemos también que la Química es una ciencia plural, y con esta pluralidad ha contribuido de forma decisiva a la sociedad del bienestar y todos sabemos así mismo que en la Química anidan entrelazadas la razón y la fantasía”.
Desde el año 1963, Baldomero desempeñó diversos cargos de responsabilidad en nuestras instituciones; Decano del Colegio de Químicos de Madrid, Presidente de la Asociación Nacional de Químicos e Ingenieros Químicos de España, Decano-Presidente del Consejo General de Colegios de Químicos de España y uno de los fundadores del Foro Química y Sociedad. Cincuenta años de dedicación constante a nuestras instituciones, sólo se entienden si se tiene una profundad voluntad de servicio y una gran pasión por la Química.
Con motivo de un homenaje que le hicimos en ANQUE, tuve la oportunidad de pronunciar unas palabras que me vienen ahora a la mente, porque reflejan muy bien el legado que nos deja Baldomero, y que transcribo “Baldo, durante estos años has trabajado intensamente por nuestra institución, has conseguido logros importantes que forman parte de nuestro patrimonio y lo digo en sentido amplio. Patrimonio material, con la gestión de la compra de lo que hoy es la sede central de ANQUE; patrimonio cultural, encargando el prontuario de ANQUE a nuestros compañeros Ernesto Rivera y Juan García Monar historia que plasma la identidad y cultura de ANQUE para las generaciones futuras; y patrimonio social, promoviendo el Foro Química y Sociedad”. Todo un ejemplo de inspiración y compromiso.
Una larga vida que disfrutó en compañía de su mujer Magdalena, también Química y académica, y rodeado de sus hijos y nietos, dos de los cuáles siguen hoy su vocación como Ingenieros Químicos.
Quiero terminar con unos versos de Amado Nervo, que una ocasión le oí recitar a nuestro buen amigo Baldo:
“Yo te bendigo, vida
Porque se al final de mi largo camino
Que he sido el arquitecto de mi propio destino
Porque se al final de todas las cosas
Que donde planté rosales recogí siempre rosas.”
Sin duda en su vida la Química fue uno de los jardines donde recogió fragantes rosas.
Los que hemos tenido la fortuna de poder compartir el trabajo y la amistad con él, lloramos hoy su ausencia. Desde el cariño y la profunda admiración trasladamos nuestro más sentido pésame a la familia y amigos.
Carlos Negro, presidente del Foro Química y Sociedad