- Tras dos ejercicios, 2021 y 2022, en los que el crecimiento de la demanda elevó, vía precios, un 39,3% la cifra de negocios del sector hasta los 89.866 millones €, en 2023 se ha producido un ajuste de 8,2 puntos, situando las ventas en 82.493 millones €.
- La producción registró un ligero crecimiento del 1,8%, sostenida por la buena evolución del área farmaquímica (CNAE21), que compensó la caída productiva del área química (CNAE20) con mayor exposición a los altos precios energéticos y a una moderación de la demanda acentuada por la alta inflación.
- No obstante, y en el caso particular del área química (CNAE20), España es el único país de los grandes productores europeos que mantiene su producción en cifras positivas desde 2015.
- En los mercados exteriores, las ventas también se vieron ajustadas en valor hasta los 59.603 millones €, lo que supuso una retracción del 10,9%, mientras que las importaciones descendieron un 13,4%. En ambos casos, las caídas tuvieron su base en la bajada de los precios, manteniéndose los volúmenes más estables.
- El sector químico mantuvo sus cifras de empleo en 2023 (-0,6%) alcanzando los 233.000 asalariados directos, que superan los 792.000 acumulando los indirectos e inducidos.
- El empleo femenino logra su mayor proporción histórica y se proyecta hasta el 44,4%, un 65,7% más del que registraba en 2010.
- El sector prevé revisar al alza (en el mes de junio) sus previsiones de 2024, ofrecidas el pasado octubre, que estimaban un crecimiento productivo del 1,2% y del 2,4% de la cifra de negocios.
Reducción cifra de negocios del sector químico
El sector químico español (CNAEs 20 y 21) cerró el ejercicio 2023 con una retracción de la cifra de negocios del 8,2%, hasta los 82.493 mill € millones de euros, debido a un fuerte ajuste de la demanda respecto a 2021 y 2022, años en los que registró un incremento del 39,3%
En dichos ejercicios, la afloración de la demanda embolsada por la pandemia, y la causada por la mayor acumulación de stocks tras la invasión de Ucrania, generaron un intenso crecimiento de la cifra de negocios por el efecto precios que, en 2023, operó en sentido contrario, ya que estos descendieron un 6,6%.
Pese a estos resultados, el sector continúa consolidado como el segundo mayor de la industria española, tras el sector alimentario, tanto en relación con su cifra de negocios como en términos de valor añadido bruto, manteniendo en el 6,1% su contribución al PIB (considerando los efectos directos, indirectos e inducidos de su actividad).
Respecto a la producción, aunque de forma agrupada experimentó un crecimiento del 1,8%, ésta tuvo un comportamiento dispar entre subsectores. Así, el sólido crecimiento del área Farmaquímica (CNAE21) pudo compensar la caída registrada en química (CNAE20), especialmente significativa en la química básica, afectada por los altos precios energéticos y la dificultad de competir con otras áreas del mundo ante la reducción global de la demanda.
En todo caso, la evolución reciente de la producción del área química española (CNAE20), tras la sucesivas y recientes crisis y su impacto en los precios energéticos, registra en el periodo 2015-2023 un crecimiento acumulado de 4,4 puntos porcentuales, dato que contrasta con la contracción acumulada en la Unión Europea (-9,2%), muy acentuada en Alemania (-21,6%), y de menor intensidad en Francia e Italia.
A largo plazo, más allá de crisis, situaciones coyunturales o disruptivas, en el periodo 2010-2023, el conjunto de la industria química acumula un crecimiento productivo del 31,3%, dato que contrasta con el 2,7% que en el mismo periodo registra el conjunto de la industria manufacturera en nuestro país.
El sector prevé revisar al alza (en el mes de junio) sus previsiones de 2024, ofrecidas el pasado octubre, que estimaban un crecimiento productivo del 1,2%, y del 2,4% de la cifra de negocios.
En cuanto al comportamiento en los mercados internacionales, el sector químico estuvo expuesto a los mismos condicionantes que en el mercado interior. Así, en 2023, las exportaciones cayeron un 10,9% hasta los hasta los 59.603 millones €, comportamiento también originado por la retracción de la demanda después de incrementos muy importantes en 2021 y 2022 (82,2% en el conjunto de ambos ejercicios). No obstante, la mayor parte de la caída corresponde al componente precios, ya que el volumen en toneladas solo se retrajo el 1,9%.
Con este dato de exportación, la industria química se sitúa como segundo mayor exportador de la industria española, por detrás de la automoción, siendo responsable del 17,2% del total de las exportaciones españolas de nuestros sectores productivos.
La Industria Química como motor de empleo de calidad
En el ámbito del empleo, el sector químico alcanzó, el pasado año, los 233.000 asalariados directos, a los que se añaden otros 403.100 empleos indirectos y 156.100 inducidos, generando en total 792.200 empleos dependientes de su actividad, que equivalen al 5,5% de la población activa asalariada del sector privado de España.
Respecto a la estabilidad laboral, el sector químico supera ampliamente los registros de contratación indefinida de las distintas actividades económicas, alcanzando un 93,6%. El salario medio por trabajador supera los 39.967 euros anuales, un 57% más que el salario medio en España (25.353 €/año) y un 40% más que la media industrial (28.483 €/año). Apuesta también por la alta cualificación de su capital humano, al destinar a formación una media de 183€ persona/año, muy por encima de la media industrial (110,5€/año) o la media nacional (68,3€/año).
Asimismo, uno de los objetivos de la industria química española es incrementar la presencia de mujeres en los centros de trabajo. Así, el sector alcanzó su récord en términos de paridad y actualmente el 44,4% del personal asalariado son mujeres (103.100), frente al 36,2% de 2019. Si bien en los ámbitos técnicos, científicos, de administración o gestión, la progresión ha sido más eficaz, está siendo más complejo en las áreas relacionadas con la operación de planta, aunque también se aprecia la mejora.
Innovar para crecer: el mayor inversor en I+D+I
Uno de los principales rasgos de este sector y clave de su competitividad radica en su capacidad innovadora. Con una inversión de 2.000 millones €, las empresas químicas lideraran la inversión en innovación en el conjunto de la industria española, aglutinando el 24% del total y con una inversión media anual por empresa que alcanza los 537.000 €.
También encabeza la contratación de personal dedicado a I+D+I (investigadores y técnicos). Así, la quinta parte del personal investigador contratado por la industria española ejerce su actividad en la industria química.
La industria química presenta una alta intensidad innovadora, dedicando a actividades de I+D+I el 9,1% de su valor añadido. Esta cifra es un 57% superior a la media industrial y multiplica por 5 la media de inversión de las empresas españolas.
Comprometidos con la descarbonización y la neutralidad climática
La apuesta por la innovación está plenamente vinculada con el compromiso del sector con la transición energética y la neutralidad climática ofreciendo, por un lado, soluciones sostenibles a otros sectores, y por otro, mejorando los procesos propios para ser una industria aún más eficiente, productiva y segura.
La industria química abastece de productos y tecnologías al 98% de los sectores productivos y se encuentra en la base de innumerables cadenas de producción. Por ello, desarrolla continuamente nuevos procesos que demanden un menor consumo energético por unidad de producción, así como avances tecnológicos que permitan mejorar la eficiencia de los existentes. Desde 2005, el consumo energético del sector se ha reducido un 42,4%, registrando un menor consumo de gas (-39,6%), electricidad (-43,2%) y otras fuentes fósiles (-76,2%).
Asimismo, uno de los objetivos prioritarios del sector químico es alcanzar la neutralidad climática, eliminando progresivamente tanto sus emisiones de proceso como las de combustión. En el caso de las primeras, la reducción registrada desde 2005 es del 41,9%, si bien será preciso avanzar en la captura y almacenamiento de CO2 para alcanzar el objetivo.
Más allá de su propio desempeño, el sector va a jugar un papel fundamental para lograr los objetivos de descarbonización para 2050 marcados por el Green Deal desarrollando tecnologías y procesos innovadores net-zero.