La caja Nemosine permite, además, reducir el consumo energético de los sistemas tradicionales de almacenamiento, así como los costes.
El sistema consta de un envase de polipropileno, adsorbentes de ácido acético basados en nanomateriales para paliar la degradación de los derivados de la celulosa, así como sensores y software que monitorizan estas emisiones.
16 socios europeos forman parte del consorcio de este proyecto coordinado por AIMPLAS que también ha generado un modelo de predicción de la degradación para poder tomar decisiones más acertadas en la conservación del patrimonio cultural.
El proyecto NEMOSINE, coordinado por AIMPLAS, Instituto Tecnológico del Plástico, llega a su fin tras cuatro años de investigación para dar con una nueva solución de almacenamiento, más eficiente y sostenible, que preserve el patrimonio cultural del siglo XX realizado sobre soportes derivados de la celulosa, es decir, películas y fotografías que contienen este material químicamente inestable que amenaza su conservación a largo plazo. El proyecto ha conseguido crear un envase inteligente que alarga la vida y mejora la conservación de estos archivos culturales tan valiosos y que, además, permite reducir el consumo energético de los sistemas tradicionales de almacenamiento (normalmente, conservación en frío por debajo de 5ºC), así como los costes.
El sistema desarrollado consta de un envase que integra material adsorbente del ácido acético que libera la celulosa, sensores que detectan este ácido y el dióxido de nitrógeno, y un software que monitoriza estas emisiones y genera un modelo de degradación para poder tomar decisiones en cuanto a su conservación.
La caja Nemosine está fabricada en polipropileno por su resistencia química, estabilidad y efecto barrera al vapor de agua, por lo que es apta para su moldeado por inyección, y por su precio, un factor clave para la escalabilidad y comercialización de esta innovadora solución. Además, el envase ha pasado por diferentes análisis de caracterización para asegurar su funcionalidad y seguridad para la conservación del material cultural.
Los adsorbentes del ácido acético han sido desarrollados con el fin de paliar la degradación producida por el llamado síndrome del vinagre que amenaza la conservación de los materiales derivados de la celulosa. Están basados en redes metal-orgánicas, o MOFs, por su acrónimo en inglés (Metal-Organic Frameworks), un nanomaterial poroso eficaz para la adsorción de este ácido en condiciones de humedad, como es el caso del patrimonio cultural con derivados de la celulosa.
Para facilitar su manejo, estos adsorbentes se han integrado en una rejilla del envase en forma granulada en bolsas selladas de Tyvek, un material 100% sintético hecho de fibras de polietileno de alta densidad. Los ensayos realizados han demostrado su eficacia, estabilidad mecánica y alta capacidad de adsorción. En el caso de contaminación fúngica, esa rejilla puede llenarse con bolsas de gel de sílice para secar el material dañado primero y colocar posteriormente las bolsas de MOFs.
Solución de bajo coste económico y energético para detectar, monitorizar y luchar contra la degradación
Dentro del proyecto NEMOSINE también se ha creado un sistema de sensores que detecta el ácido acético y los gases de dióxido de nitrógeno, obteniendo así una solución de bajo coste económico y energético para detectar la degradación de estos materiales. Además, se ha desarrollado una interfaz gráfica que permite al usuario leer los valores tanto brutos como de concentración con una simple comunicación de datos mediante conexión inalámbrica a un ordenador. Para monitorizar el proceso de degradación, el software de Nemosine incluye un modelo de degradación que combina los datos de gases liberados que recogen los sensores y los metadatos introducidos por el usuario.
De esta forma, el proyecto ha conseguido desarrollar una nueva metodología para evaluar el estado de degradación de películas históricas, así como determinar el efecto de cada parámetro, como la temperatura relativa, la humedad y la presencia de los adsorbentes, en la vida del material. Esta herramienta proporciona a los conservadores una valiosa guía de las mejores acciones de preservación basada en predicciones que permiten ahorrar energía y extender el tiempo de conservación. Gracias a la modularidad del envase inteligente, los sensores se pueden utilizar también para el control ambiental, ya que son independientes de la caja.
Un total de 16 socios europeos forman parte de este proyecto: Associação para a Inovação e Desenvolvimento da FCT, Centre Tecnique Industriel de la Plasturgie et des Composites, Promethean Particles, Akumplast JSC, Biosensor SRL, Nanopharma, Modisprem, Österreichische Akademie der Wissenschaften, Institut Valencià de Cultura, Deutsches Filminstitut & Filmmuseum, PNO Consultants, Beskid Plus, AIMPLAS, Centre National de la Recherche Scientifique y el Instituto Superior Técnico Universidade de Lisboa. Centros de investigación, archivos fílmicos y partners industriales que han trabajado conjuntamente para dar con esta solución innovadora para la conservación del patrimonio cinematográfico y fotográfico del siglo XX. NEMOSINE ha recibido financiación del programa de la Unión Europea de investigación e innovación H2020 2014-2018 con el acuerdo de financiación número 760801.