Desde EsPlásticos, plataforma de los agentes del sector y de la cadena de valor de los plásticos y fundada por Aimplas, Anaip, Cicloplast y Plastics Europe, pedimos que se retrase la entrada en vigor del Impuesto especial sobre los envases de plástico no reutilizables.
Consideramos que España debería seguir los mismos pasos que Italia, único país de la Unión Europea en el que se ha planteado un impuesto similar y que acaba de aprobar en Consejo de ministros retrasar un año la implantación del tributo quedando así para enero de 2024. Asimismo, nos sumamos a las peticiones que en el mismo sentido se han hecho desde la Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas (FIAB), la Asociación Española de Asesores Fiscales (Aedaf) y muchos otros colectivos.
Los factores tenidos en cuenta para reiterar la petición de aplazamiento son:
La crisis económica y energética actual. La cual venía anunciándose desde 2021 fruto del fenómeno inflacionista en materias primas básicas y fuentes de energía, se ha visto agravada por el conflicto entre Rusia y Ucrania llegando a alcanzarse tasas de inflación de dos dígitos (y en particular los alimentos por encima del 15%) no vistas en España desde antes del ingreso en la Unión Europea. Por su parte, el Banco Central Europeo advierte del riesgo de estancamiento de la economía con incrementos elevados y sostenidos de los precios y de recesión en la eurozona. Teniendo en cuenta estas premisas y que somos el único país europeo que no ha recuperado aún el PIB precovid, el impuesto implicará mantener la espiral inflacionista actual, pues las empresas tendrán que repercutir en sus precios el importe de este impuesto.
La pérdida de competitividad que supondrá la implantación del impuesto no solo en el sector de los plásticos, sino en toda la industria española que utiliza envases plásticos en la producción y en el transporte de todo tipo de mercancías, también tendrá un impacto en el consumidor final. Es necesario una mayor armonización fiscal en Europa que no rompa el mercado único, con el objetivo de que impuestos como el planteado, no sean específicos sólo en algunos países. Actualmente, solo Italia (que ha retrasado la entrada en vigor a 2024) tenía un impuesto de características similares al propuesto desde el Ministerio de Hacienda. En cambio, Alemania, uno de los principales competidores de España en envases de plástico para alimentos, acaba de anunciar un importante paquete de medidas de ayuda para su industria.
La falta de análisis del impacto del impuesto es imperativo abordarlo teniendo en cuenta que un 40% de la producción de plásticos del país va dirigida al sector del envase y embalaje, compuesto por unas 830 empresas con 20.188 empleados (según CNAE 22.22). Asimismo, el impuesto no va a favorecer la economía circular del plástico puesto que las empresas, actualmente inmersas en reformas e inversiones en ecodiseño, reutilización, reciclabilidad e incorporación de reciclado, verán mermada su capacidad de inversión para promover la Economía Circular teniendo que afrontar el pago de este impuesto.
La complejidad técnica en la implementación de un impuesto de estas características hace inviable la implementación el 1 de enero de 2023. A casi un mes de la entrada en vigor, hay una gran incertidumbre ya que hay muchas dudas técnicas y de aplicación del impuesto no resueltas. En este sentido, desde la Asociación Española de Asesores Fiscales (Aedaf) se advierte que se trataría de un impuesto de gestión casi imposible en la práctica y por este motivo, recomienda una revisión con carácter urgente atendiendo a modelos similares introducidos en países del entorno.
A esta situación, se suma la falta de una orden ministerial para la inscripción en el registro territorial que debe hacerse antes de la entrada en vigor del impuesto. Hay situaciones aún no aclaradas sobre el arranque del impuesto. El retraso en la entrada en vigor del impuesto ayudaría a que se pudiera identificar con claridad qué envases y embalajes son ámbito objetivo del impuesto y a identificar cuáles son o podrían ser reutilizables.
Este impuesto afecta a muchos sectores, con muchas referencias. La misma empresa puede ser contribuyente de diversas formas porque sea fabricante y adquiriente intracomunitario y la realización de ambas actividades implica diferentes exigencias que debe conocer para no incurrir en incumplimiento de la legislación. Asimismo, la carga de trabajo para controlar y mantener al día toda la documentación es ingente, especialmente para las pymes y micropymes, como lo son el 98% de las empresas del sector
Las casuísticas son infinitas y las dudas sobre cómo poder cumplir con las obligaciones legales se multiplican, por lo que se ha puesto de manifiesto que aún quedan aspectos importantes de este impuesto por aclarar, los cuales tienen un efecto directo en la aplicación del tributo.
Por ello desde EsPlásticos se pide retrasar la entrada en vigor del impuesto hasta que la situación económica sea más favorable y haya una mayor certidumbre jurídica, ya que no es el momento de imponer una nueva carga impositiva a un sector que ya ha sido golpeado de forma continuada por la pandemia, la subida de precios de materias primas o la energía, y una regulación cada vez más restrictiva.