Con motivo del Día Mundial del Reciclaje, desde EsPlásticos, plataforma que aúna a los diferentes agentes que forman parte del sector y de la cadena de valor de los plásticos, queremos poner en valor las iniciativas que existen actualmente, fruto de años de innovación y del compromiso con avanzar cada vez más hacia la circularidad de los plásticos, con la sociedad y con el futuro. Aunque estamos en el camino de conseguir los objetivos legislativos europeos y españoles en este ámbito y el avance es continuo, como sector queremos acelerar la transición hacia la circularidad.
España es el primer país de Europa en capacidad de reciclado per cápita en todos los polímeros y es el tercer país con la tasa más elevada de reciclaje de plásticos (según informes de Plastics Europe, Cicloplast y Anarpla). El sector del reciclado de plásticos nacional ha logrado que el ciudadano español cuente con la mayor capacidad de reciclado instalada por ciudadano de Europa En cifras, la tasa de reciclaje para los plásticos en general es de un 43% en 2020 y un 52% para los envases plásticos en particular (incluidos todos los envases: domésticos, comerciales e industriales).
Los proyectos que se han llevado a cabo han logrado que España sea el país de Europa con mayor capacidad de reciclado mecánico per cápita. Somos productores de materia prima plástica reciclada atrayendo recursos en forma de residuos plásticos y convirtiendo estos en materias primas sostenibles para nuestras empresas fabricantes de productos y componentes plásticos. Las inversiones iniciadas y previstas para los próximos años harán más necesario que nunca la colaboración para que esta capacidad de reciclado sea útil para la sociedad.
Los plásticos reciclados
Aunque son materiales muy jóvenes, su uso es importante, convirtiéndose en esenciales por sus propiedades, su capacidad de innovación y de adaptación.
El empleo de materiales reciclados, que empezó a generalizarse a principios de este siglo, hace posible reducir, no solo la cantidad de materia prima de origen fósil que se utiliza, también la cantidad de energía empleada para ello y, en consecuencia, las emisiones de CO2.
El sector lleva años invirtiendo esfuerzos para ofrecer mejoras en el ciclo de vida de los plásticos y favorecer así la economía circular de estos materiales. Muestra de ello es que el uso de plásticos reciclados está instaurado en nuestra vida diaria: mobiliario urbano, ordenadores, componentes de vehículos, materiales de construcción, instrumentos médicos incluso un parque infantil hecho a partir de residuos de plástico en Zarauz. Gracias al reciclaje mecánico y a la introducción del reciclaje químico, los plásticos reciclados se han podido comenzar a introducir en los envases alimentarios.
Reciclado mecánico y químico
El reciclaje mecánico, que transforma los residuos plásticos en nueva materia prima, es un sector muy maduro en España, con más de 40 años de experiencia y 142 empresas (datos Anarpla), que siguen trabajando para innovar y aumentar capacidades. El reciclaje químico es una tecnología innovadora que descompone los residuos plásticos en sus materias primas originales con las que fabricar nuevos plásticos o nuevos productos químicos.
Existen diferentes procesos del reciclado químico cada uno idóneo para un tipo de polímero. Normalmente se clasifican en dos grupos: despolimerización mediante la adición de diferentes agentes químicos, temperatura y/o presión, en función de las cuales se obtienen diferentes productos; craqueo, proceso que implica la ruptura de cadenas poliméricas constitutivas de los residuos plásticos por acción del calor en ausencia de oxígeno (craqueo por pirólisis) o con baja presencia de oxígeno (craqueo por gasificación).
Todas estas tecnologías, mecánicas y químicas, son complementarias con el fin de poder reciclar un mayor número de residuos plásticos y acelerar su circularidad apostando así por un futuro más sostenible.
Desde el sector, se han llevado a cabo iniciativas enfocadas en la comunicación y concienciación social como la de “The Plastic Museum” el primer museo del mundo inaugurado para ser reciclado, que pretendía mostrar soluciones para resolver los retos medioambientales ligados a la gestión de fin de vida de los plásticos y explicar a la sociedad la contribución de estos materiales a la sostenibilidad cuando se hace un uso correcto de los mismos. Tras la clausura de este museo, único en su especie ya que estaba totalmente hecho de plástico, se procedió a su desmontaje y reciclaje y con los materiales reciclados obtenidos, se fabricaron nuevos productos que han formado la colección “Yo antes era un museo”. La iniciativa ha sido galardonada recientemente con el premio a la mejor campaña de Comunicación de RSC dirigida a la sociedad civil de los VI Premios del Observatorio de la Comunicación de la Responsabilidad Social Corporativa (OCARE).