El desperdicio de alimentos se ha convertido en un problema mundial. Según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura), cada habitante de la Unión Europea desecha de media 179 kilos de alimentos en buen estado al año. Es necesario reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos para crear un mundo Hambre Cero y alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), especialmente el ODS 2 (Hambre Cero) y el ODS 12 (Consumo y producción sostenibles).
Dentro de las tecnologías de envasado que alargan la vida útil de los alimentos, los materiales plásticos son los que se presentan en un porcentaje mayor, ya que poseen propiedades únicas para el envasado de alimentos por su versatilidad, ligereza, fácil manipulado y resistencia. A pesar de todas estas ventajas, en 2018 la Unión Europea estableció su estrategia sobre los plásticos y decidió que en el 2030 todos los envases deben poder ser reciclables, al tiempo que aumenta la conciencia medioambiental de los consumidores, lo que hace necesario seguir investigando para conseguir envases más sostenibles.
En este contexto, el proyecto europeo REFUCOAT ha desarrollado soluciones de envasado activo sostenible abordando el reto marcado por la Unión Europea para el 2030, investigando sobre soluciones de envase que puedan impactar positivamente en la reducción de desperdicio de alimentos. Concretamente, se han desarrollado procesos innovadores y eficaces de producción de bioplásticos para envasar alimentos a partir de materiales renovables, que podrían sustituir el uso de materias primas convencionales de origen fósil y que además son reciclables. Se trata de bioplásticos como los polihidroxialcanoatos (PHA) y el poliglicolato (PGA), con lo que se han desarrollado tres sistemas distintos de envases biológicos activos diseñados específicamente para envasar carne de pollo fresca, cereales y aperitivos.
Además, una de las innovaciones más destacadas del proyecto es la formulación de recubrimientos basados en bacteriófagos, que reducen considerablemente la proliferación de bacterias de Salmonella en las muestras de pechuga de pollo envasadas en atmósfera modificada. Por otra parte, el proyecto ha resuelto una de las problemáticas que se encuentran los envases con propiedades barrera, que para proteger al alimento requieren de estructuras multicapa complejas cuyo reciclaje suele ser difícil o costoso. En este sentido, todos los sistemas de envase del proyecto REFUCOAT se pueden reciclar y/o transformar en compost, por lo que constituyen una alternativa sostenible muy prometedora a los envases actuales del mercado.
Lorena Rodríguez Garrido, investigadora en Packaging en AIMPLAS, Instituto Tecnológico del Plástico, y coordinadora científica de REFUCOAT, asegura: “Es necesario que los envases sean reciclables y a la vez mantengan las propiedades barrera que permitan proteger los alimentos que contienen. Los envases actuales, de estructura multicapa compleja, elaborados a partir de materiales de fuentes no renovables, cumplen todas las funciones de protección, pero presentan un reciclaje difícil y costoso.
El objetivo de REFUCOAT es sustituir los envases actuales por otras alternativas sostenibles y de alto rendimiento”.
Diseño de envases de alto rendimiento
En los tres últimos años, el proyecto REFUCOAT se ha concentrado en tres ámbitos principales: Desarrollar recubrimientos activos para los films de envasado de alimentos que alarguen la vida útil de los productos alimenticios gracias a organismos bacteriófagos que muestran una reducción significativa de la proliferación de Salmonella en muestras de pechugas de pollo envasadas en atmósfera modificada. Utilización de harina de baja calidad, un subproducto del sector alimentario que de otro modo se habría desperdiciado, como base para producir polihidroxialcanoato (PHA), un biopolímero biodegradable, con el que se han fabricado bandejas que alargan la vida útil de los productos de carne de pollo fresca. Y, por último, se ha desarrollado un proceso eficaz de producción de poliglicolato (PGA), un material completamente biodegradable con excelentes propiedades de barrera al agua y por tanto con aplicaciones prometedoras para el envasado de alimentos, que hasta la fecha era una solución demasiado cara para sustituir los materiales de origen fósil.
REFUCOAT finalizó el pasado mes de septiembre tras validar exitosamente todas las estructuras de envase nuevas y comparar su rendimiento con el de los envases metalizados no biológicos que se utilizan actualmente en los productos industriales. Además, se realizaron ensayos para comparar la vida útil y la biodegradabilidad de los productos con la de los envases convencionales del mercado actual.