San Alberto Magno fue un hombre de ciencia. Nació en Alemania en 1206 en una familia acomodada y poderosa. Estudió en la Universidad de Padua y entró de religioso con los Padres Dominicos.
Dedicó, casi ochenta años, a poner al alcance de los medievales la ciencia acumulada hasta entonces por los griegos y por sus discípulos los árabes y judíos, traducida al latín en Toledo, Nápoles, Salerno y Ripoll. Los restos de San Alberto reposan en la iglesia de San Andrés situada a pocos metros de la catedral de Colonia.
Sus obras fueron recopiladas en 1899 en treinta y ocho volúmenes. Estos mostraron sus hábitos prolíficos y su conocimiento enciclopédico de temas como lógica, teología, botánica, geografía, astronomía, astrología, mineralogía, alquimia, zoología, fisiología, frenología, justicia, derecho, amistad y amor. Interpretó y sistematizó la totalidad de las obras de Aristóteles, extraídas de las traducciones y notas latinas de los comentaristas árabes.
Fue tan pulcro en sus descripciones, y tan deseoso de que sus experiencias pudieran ser útiles a la posteridad, que todavía hoy, al cabo de tantos siglos, es posible reproducir en un laboratorio sus técnicas químicas.
Se le han atribuido muchos tratados relacionados con la alquimia, aunque en sus escritos auténticos escribió muy poco acerca de química y de alquimia, y solo se refirió a esos temas a través de comentarios sobre Aristóteles. Existe una amplia gama de trabajos Pseudo-Albertinos relacionados con la alquimia, que justifican la creencia desarrollada en las generaciones posteriores a la muerte de Alberto de que este habría dominado la alquimia, una de las ciencias fundamentales de la Edad Media. Estos incluyen Metales y Materiales, los Secretos de Química, el Origen de Metales, los Orígenes de Compuestos, y una Concordancia, la cual es una colección de observaciones sobre la piedra filosofal, y otros temas de alquimia-química, recopilados bajo el título de Theatrum Chemicum. También se le atribuye el descubrimiento del arsénico y experimentos con productos químicos fotosensibles, incluido el nitrato de plata. Creía que las piedras tenían propiedades ocultas, como afirmó en su trabajo De mineralibus. Sin embargo, hay poca evidencia de que él personalmente haya realizado experimentos alquímicos.
San Alberto es Magno por la grandeza de su espíritu. Era un hombre abierto a lo universal; escritor y profesor incansable. Como naturalista era un hombre de vocación analítica y observador nato.
En Colonia, en París y en varias otras universidades fue profesor brillantísimo con estudiantes de muchas lugares.
No es fácil destacar aspectos del saber científico en que San Alberto haya aportado verdaderas novedades. Fue fundamentalmente un recopilador, un curioso de la especulación, un apasionado de la naturaleza y de la cultura antigua.
Falleció el 15 de noviembre de 1.280. Fue canonizado por Pio Xl el 16 de diciembre de 1.931. Pio XII, en 1.941, lo declara Patrono de los científicos.
El Día de la Química se celebra oficialmente el 15 de noviembre, fecha que coincide con la festividad de su patrón: San Alberto Magno.
A petición de Foro Química y Sociedad, en 2002 se instauró oficialmente el 15 de noviembre como Día de la Química tras su publicación en el BOE.