Artículo de opinión de Amaya Fernández De Uzquiano
Presidenta de QUIMACOVA
El reciente anuncio de la administración Trump sobre la posibilidad de imponer aranceles del 25% a las importaciones de acero y aluminio en 2025 es una propuesta que genera una creciente inquietud en el sector químico de la Comunidad Valenciana. Aunque la medida aún no está aprobada, la amenaza es ya una realidad palpable para nuestras empresas. La industria química valenciana depende directamente de estos materiales para la fabricación de productos esenciales, y cualquier incremento en los costos de producción afectará la competitividad del sector.
Según los datos proporcionados por las Cámaras de Comercio y la Agencia Tributaria, en 2024 las exportaciones de productos químicos desde la Comunidad Valenciana a Estados Unidos ascendieron a 237 millones de euros, representando un crecimiento del 8% respecto al año anterior. Este sector es uno de los pilares de la economía regional, destacando la exportación de biodiésel y sus mezclas, plásticos y aparatos de precisión. Sin embargo, la imposición de aranceles por parte de EE. UU. podría reducir significativamente estas exportaciones, comprometiendo la estabilidad de la industria y afectando negativamente al empleo en la comunidad.
El sector químico representa un 35% de las exportaciones de semimanufacturas en la Comunidad Valenciana en 2024, consolidándose como una de las industrias más estratégicas y dinámicas. La decisión de Estados Unidos de aplicar aranceles pondría en riesgo no solo la rentabilidad de las empresas valencianas, sino también la inversión extranjera en la región. En 2023, EE. UU. fue el mayor inversor extranjero en la Comunidad Valenciana, con 2.005 millones de euros, representando un 59% del total de la inversión extranjera. Este flujo de capital es crucial para la modernización del sector químico y su capacidad de innovación.
Las medidas proteccionistas de EE. UU., lejos de beneficiar a la industria nacional, generan efectos adversos en la cadena de suministro global. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, ha insistido en la necesidad de que Europa avance con una estrategia que combine el fomento del libre comercio con la defensa de sus intereses ante EE. UU. En este contexto, la Comunidad Valenciana debe alinearse con la Unión Europea para defender un comercio basado en la reciprocidad y la equidad, evitando medidas que pongan en peligro la competitividad de su industria química.
Desde Quimacova, la Asociación de Empresas Químicas y Medioambientales de la Comunidad Valenciana, trabajamos para mitigar el impacto de esta incertidumbre. En colaboración con la Confederación Empresarial de la Comunidad Valenciana (CEV) y las administraciones públicas, nuestra labor se centra en promover un diálogo constructivo que asegure la estabilidad comercial y refuerce las relaciones internacionales. Es imprescindible que se traslade a la administración Trump la importancia de mantener una cooperación económica abierta y equitativa.
Estamos convencidos de que, a través de un enfoque diplomático y estratégico, se podrá alcanzar un equilibrio que beneficie tanto a las economías de Estados Unidos como a las de Europa. Solo trabajando unidos y defendiendo nuestros intereses con firmeza, pero con visión de futuro, podremos garantizar un crecimiento sostenible para la industria química valenciana. La Comunidad Valenciana no puede permitirse un entorno comercial que ponga en peligro la competitividad de su sector químico, clave para su desarrollo económico y su capacidad de innovación.