- La AEQT alerta, durante su comparecencia ante la Comissió d’Empresa i Treball, del freno a la competitividad que suponen regulaciones como la moratoria a incineradoras o el nuevo impuesto al CO2
- El presidente de la asociación y el presidente de la Comisión de Medio Ambiente ponen en valor las características, magnitudes y contribuciones esenciales del sector a la sociedad y en el territorio
La Associació Empresarial Química de Tarragona compareció este jueves ante la Comissió d’Empresa i Treball del Parlament de Catalunya, donde puso en valor el carácter esencial del sector petroquímico tarraconense para el territorio y la economía catalana, y donde también presentó a los miembros de la comisión sus perspectivas y retos de futuro, así como las amenazas que condicionan su competitividad.
En este sentido, el presidente de la AEQT, Ignasi Cañagueral, y el vicepresidente de la asociación y presidente de la Comisión de Medio Ambiente, Javier Sancho, explicaron que el sector trabaja decididamente para hacer frente a su necesaria transición energética hacia la neutralidad climática y hacia la economía circular, así como también para consolidar el actual tejido industrial y atraer nuevas inversiones al Camp de Tarragona.
Asimismo, remarcaron la necesidad de acompañamiento, en estos procesos, de las Administraciones y los poderes públicos, que juegan un papel clave a la hora de facilitar las condiciones para que la industria catalana en general, y la química en particular, puedan hacer frente a todos estos retos de presente y futuro en igualdad de condiciones respecto al resto de Europa.
Se hizo especial énfasis en cuestiones de regulación que son competencia del Parlament de Catalunya, como la moratoria a la instalación o ampliación de incineradoras de residuos, que se volvió a insistir en que representa un claro factor de incertidumbre y un freno a la competitividad de la industria catalana, dado que, según la Unión Europea, la incineración es la vía de gestión correcta para determinados residuos. El propio catálogo de residuos de Catalunya contempla que, en determinados casos, la incineración es la mejor opción, o incluso la única. Por todo ello, desde AEQT se solicitó a los miembros de la comisión que de esta moratoria queden excluidos los residuos peligrosos.
Igualmente, se incidió en el agravio que supondría un nuevo impuesto al CO2 exclusivamente catalán: una iniciativa que no tiene referentes en Europa, que representaría una doble imposición, y que mermaría la competitividad de las empresas ahora ya no sólo respecto al resto de la UE, sino directamente respecto a cualquier otra región española.
En clave de transición energética se plantearon otras propuestas relacionadas con tecnologías puente que deben permitir ir alcanzando los objetivos de descarbonización mientras las tecnologías definitivas no sean competitivas y estén disponibles en suficiente cantidad. Por ejemplo, el reconocimiento del papel de los combustibles renovables, e-fueles y bio-gases como combustibles alternativos y complementarios de uso inmediato, o una apuesta firme por el reciclaje en todas sus vertientes, también el reciclaje químico, y por los denominados procesos CCUS de captura y almacenamiento de CO2 para su uso posterior como fuente de hidrógeno bajo en carbono.
Finalmente, todavía en clave de transición energética, también se hizo llegar a los parlamentarios la petición de que el Centro de Investigación del Hidrógeno se instale en Tarragona, como epicentro de la Vall de l’Hidrogen de Catalunya.
Los representantes de la AEQT también pusieron en valor, durante su comparecencia, las características, magnitudes y contribuciones de la industria petroquímica del Camp de Tarragona a la economía del territorio y del país: 34 empresas, unos 20 millones de toneladas de producción anual (de más de 200 productos petroquímicos diferentes), primer exportador de la demarcación y responsable de casi el 70% de los movimientos del Puerto de Tarragona, generando puestos de trabajo con altos niveles de talento y formación, con empleo estable y de calidad: cerca de 12.000 puestos de trabajo entre directos e indirectos, y hasta 35.000 inducidos…
Asimismo, remarcaron que la contribución del sector va mucho más allá del impacto económico: productos esenciales para todos los ámbitos de la sociedad, polo de atracción de talento, de investigación, de infraestructuras… Contribuciones que son imprescindibles para el Camp de Tarragona y que el sector quiere mantener en las próximas décadas. Por este motivo, reiteraron los representantes de la AEQT, es imprescindible hacer frente a las mencionadas amenazas que ponen en riesgo su competitividad, con la complicidad y acompañamiento de las Administraciones y en general y, en particular, con una apuesta por la industria más explícita y estratégica por parte del Govern de Catalunya.