BASF ha publicado en septiembre la tercera edición de su Informe de Progreso sobre la Palma (Palm Progress Report, PPR) con cifras relativas al año 2018. Una de las principales materias primas renovables de BASF es el aceite de palmiste y sus derivados primarios, que se utilizan principalmente en la elaboración de ingredientes para las industrias de cosméticos, detergentes y productos de limpieza, así como para la nutrición humana. Durante el año pasado, la empresa compró 127.000 toneladas métricas de aceite de palmiste sostenible certificado. Esto representa alrededor del 70% del volumen total de la empresa.
Se trata de un paso importante en el compromiso de la empresa por obtener solo aceite de palma y palmiste sostenible certificado por la RSPO para finales de 2020. Por primera vez, el informe menciona la huella de carbono de los productos (HCP) de BASF para la obtención de aceite de palmiste sostenible certificado. En comparación con las fuentes de obtención convencionales, la empresa ahorra más de 200.000 toneladas métricas de CO2. La producción de aceite de palmiste certificada por la RSPO muestra alrededor de un 36% menos de impacto en el calentamiento global que la producción no certificada. La HCP se calcula de acuerdo con los requisitos y las directrices de cuantificación establecidos en la norma ISO «14067:2018-08 – Gases de efecto invernadero – Huella de carbono de los productos».
El cultivo del aceite de palma ha sido criticado por su impacto en el medio ambiente. BASF comparte la preocupación por el impacto ambiental, la pérdida de biodiversidad y las comunidades locales al cultivar aceite de palma. Por ello, la empresa es miembro de la Mesa Redonda sobre el Aceite de Palma Sostenible (Roundtable on Sustainable Palm Oil, RSPO) y apoya el cultivo sostenible certificado de palmas aceiteras por la RSPO.
El compromiso con los pequeños productores forma parte integral de la producción sostenible de palma
Más de tres millones de pequeños productores y agricultores viven del aceite de palma en todo el mundo. Si bien sus tierras de cultivo son pequeñas en comparación con las plantaciones industriales, los pequeños productores representan alrededor del 40% de la producción mundial total de aceite de palma, lo que los convierte en importantes contribuyentes a conseguir una industria de palma aceitera sostenible. Sin embargo, los pequeños productores siguen experimentando bajos rendimientos, ya que a menudo tienen que hacer frente a una información y unos conocimientos inadecuados sobre el cultivo de las palmas y la venta de aceite. Las asociaciones en términos de proyectos de pequeños productores permiten a BASF apoyar a estos agricultores y, al mismo tiempo, aumentar la disponibilidad de aceite de palma producido de forma sostenible; por ejemplo, ofreciendo formación continua y apoyo técnico para la aplicación y el mantenimiento de prácticas sostenibles con el aceite de palma y para fomentar una cadena de suministro de producción de aceite de palma sostenible que esté libre de la deforestación y sea competitiva en el mercado mundial, a la vez que se aumentan los beneficios sociales y económicos para los agricultores.
“Ningún progreso en la sostenibilidad de la palma puede ser efectivo sin tener en cuenta a los pequeños productores como una parte crucial de la cadena de valor de la palma, que representa el 40% del área total de palma aceitera plantada en Indonesia y Malasia”, indicó Ralph Schweens, presidente de la división de Cuidado Personal, BASF SE. “Nuestras alianzas con Estée Lauder, Solidaridad y la RSPO, y también con Henkel, nos permiten apoyar a estos agricultores y, al mismo tiempo, aumentar la disponibilidad de aceite de palma producido de manera sostenible”.
BASF y Henkel han cooperado con la organización de desarrollo Solidaridad desde 2016 para involucrar de una mejor forma a los pequeños agricultores en Indonesia y mejorar sus condiciones de vida. Los pequeños agricultores completan la capacitación agrícola y ambiental como parte de la iniciativa de la Farmer Field School (Escuela de Campo para Agricultores), que se centra en prácticas de cultivo eficientes y sostenibles y en normas de salud y seguridad. Desde 2016, casi 2.000 pequeños productores han completado un programa de capacitación como parte de la iniciativa de la Farmer Field School.