Luis Antonio Oro Giral, catedrático de Química Inorgánica de la Universidad de Zaragoza ha visto reconocida su amplia carrera científica en el área de Química Inorgánica Molecular, fundamentalmente Química de Coordinación y Organometálica y Catálisis Homogénea, con su investidura como doctor honoris causa por la Complutense. El padrino de la ceremonia, llevada a cabo el 21 de mayo en la Facultad de Medicina, ha sido Nazario Martín León, catedrático de Química Orgánica de la UCM.
Luis Oro Giral mostró su gratitud a la Complutense, así como a los catedráticos Nazario Martín y Ramon González Rubio, también a sus padres, que le «inculcaron el amor por el conocimiento y la docencia», y a su esposa e hijos. Reconoce el nuevo honoris causa que siempre ha pensado que es un deber universitario tratar que los alumnos sean más competitivos que los profesores, y tiene claro que sólo gracias a estudiantes e investigadores ha sido posible que sus trabajos científicos hayan tenido un cierto prestigio internacional. Es así porque hoy en día, de acuerdo con él, «el éxito en ciencia es fruto del trabajo de un equipo».
Añadió que 2019 es un año importante para la Química, porque se conmemora el 150 aniversario de la creación de la tabla periódica, cuando Mendeleiev ordenó los elementos químicos que se conocían en su época. De ese modo, una lista desordenada de elementos se convertía en una tabla donde dejó huecos para elementos aún no descubiertos, y que proporciona información sobre las propiedades y las características de todos los elementos conocidos.
La Química, según Oro Giral, es «una ciencia creativa, porque crea moléculas y materiales con propiedades previamente insospechadas. Quizás no sea un producto bello, pero es sin duda un arma cargada de futuro, de un brillante futuro», y eso es lo que le atrajo hacia ella.
Es probable, eso sí, que los químicos no hayan sido capaces de hacer llegar a la sociedad la contribución principal de la Química, e incluso «algunos descubrimientos importantes basados en ella aparecen catalogadas como avances en otras disciplinas«.
Oro Giral asegura que la Química puede ser la disciplina fundamental para sentar las bases de un desarrollo sostenible de nuestro planeta, «para poder realizar un balance inteligencia del binomio riesgo-beneficio, porque sin duda en este siglo XXI ese tipo de desarrollo necesita de la Química y de su capacidad permanente de aportar soluciones a las crecientes y, cada vez más, complejas demandas de nuestra sociedad».
Explicó el honoris causa su investigación en compuestos organometálicos, en un área cercana a la química verde, donde se estudian materiales de nueva composición y se tratan de resolver problemas prácticos, complementarios con la empresa química.
En cuanto a la política científica, reconoce que la democracia supuso un cambio importante por iniciativas como la Ley de la Ciencia de finales de los años 80 y creó el plan nacional de I+D. Una época en la que el propio Oro Giral participó desde diferentes cargos institucionales, en los que coincidió con muchos otros políticos que además fueron, en su totalidad, profesores de la Universidad Complutense.
La crisis de los últimos años, eso sí, ha pasado factura al sistema científico español y «aunque las inversiones en términos absolutos han iniciado un leve aumento, en términos del PIB se ha decrecido del 1,4% de 2010 al 1,2%, muy lejos del objetivo del 2% exigido por Europa para 2020«.
Le gustaría pensar a Oro Giral que esas dificultades han tocado fondo, porque «un modelo económico basado en la generación de conocimiento sólo tendrá éxito si se garantiza la estabilidad del sistema de investigación en términos de recursos económicos y humanos, y si hay un sector privado que apueste de verdad por la investigación y la innovación».
Nazario Martín León ha recordado, en su laudatio, que Luis Oro Giral «es un profesor con un grandísimo prestigio nacional e internacional» y conocido por su «desarrollo en la política científica de nuestro país en momentos críticos y por su tremenda actividad como defensor e impulsor de la investigación, tanto en España como en el resto de Europa».
Cuando Martín León comenzó su carrera investigadora lo hizo, en concreto, en el grupo de Oro Giral, a quien define como «iconoclasta, inconformista y, hasta cierto punto, rebelde, pero también innovador, impulsor, imaginativo y creador«. Además es el único químico, al menos el único conocido por Martín León, que «ha escalado varios 6.000 en la zona del Himalaya».
El rector Carlos Andradas quiso rendir homenaje a todos aquellos que con Oro Giral dieron un impulso a la ciencia en nuestro país, y lo hicieron comparable a otras naciones de nuestro entorno, como Javier Solana, Juan Rojo, Ana Crespo, Elias Fereres, Roberto Fernández y Alfredo Pérez Rubalcaba.
Andradas pidió también al nuevo gobierno mayor financiación para «hacer del conocimiento nuestro futuro y para que nos sitúe en la media europea», así como planes de retorno y de captación de científicos, porque «el conocimiento es global, no tiene fronteras, pero hace falta que nuestros sistemas científico y universitario sea equiparable al de los científicos que queremos atraer«. Pidió además agilizar la burocracia, que las convocatorias sean periódicas y la aprobación de los presupuestos.
Terminó el rector, considerando a Oro Giral, «un referente como persona, por su integridad, por su compromiso y generosidad con lo público y por su trabajo incansable».
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